El jade
El jade tuvo una importancia primordial en la cultura maya. Fue empleado desde el periodo Preclásico Medio hasta la Conquista y siempre fue para ellos uno de los materiales más preciados y simbólicos. Pero, en realidad, la costumbre de emplear jade les fue heredada a los mayas por los olmecas, quienes elaboraban con él pequeñas esculturas y máscaras de tamaño natural
Como el jade -fuera blanco, verde o azul-verde- es de difícil obtención, sólo podían conseguirlo los hombres más poderosos, quienes contaban con artesanos para labrarlo en las formas que les solicitaban. Generalmente, al igual que los olmecas, los nobles pedían máscaras de diversas proporciones; algunas, no muy grandes y planas en la parte de atrás, eran colocadas, según se cree, en los cinturones de los gobernantes; las de tamaño natural se ponían generalmente en las tumbas, pero también había máscaras-retrato elaboradas con técnica de mosaico y mezcladas con otros materiales, como la concha y la obsidiana.
Poco a poco, sin embargo, el jade comenzó a agotarse y sólo se empleó, a partir de entonces, en objetos pequeños, como cuentas para collares, diademas, narigueras, pulseras, orejeras y anillos para las clases altas.
El oro
Para los mayas, el oro tuvo una gran importancia religiosa y ornamental, aunque sólo fue empleado en piezas muy sencillas que a menudo eran lanzadas a los cenotes sagrados como ofrendas para los dioses. No obstante, se sabe que los mayas cortaban y repujaban figuras sobre hojas de oro que importaban de lejanas y antiguas regiones.