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Vasija estilo códice de una tumba de élite, Calakmul.
DR©Marco Antonio Pacheco/Arqueología Mexicana/Editorial Raíces/INAH/2000 |
La cerámica
Con la cerámica los mayas realizaron todo tipo de objetos: desde recipientes para la alimentación hasta vasijas para las ofrendas a los dioses y los muertos. Estas piezas fueron realizadas con técnicas muy diversas: las había con formas simples y sin color, y mucho más elaboradas, con una decoración multicolor, elementos modelados y relieves.
Durante el Preclásico la decoración consistía, fundamentalmente, en conchas marinas, sellos e incisiones hechas con las uñas de los dedos. Cuando los objetos eran pintados, se empleaban, en esta época, motivos geométricos muy simples y de un solo color. Fue hasta el Clásico cuando apareció la cerámica policroma; durante este periodo los motivos ornamentales representaban figuras zoomorfas o mostraban fragmentos importantes de la historia del pueblo maya, de su visión del mundo o de su mitología religiosa.
Las obras en cerámica fueron moldeadas a mano, sin torno, por los artistas mayas. Los colores se obtenían a partir de una base de arcilla y, una vez llistas las obras, se horneaban a una temperatura aproximada de 800 grados centígrados. Su valor plástico es enorme, pues, en general, eran de una extraordinaria factura; destacan particularmente los decorados con pinturas narrativas sumamente complejas, las cuales tienen para arqueólogos e investigadores un alto valor para documentar las costumbres y tradiciones del pueblo maya.
Asimismo, estas obras contaron, en su momento, con un gran valor social y político: los personajes más importantes de los miembros de la nobleza de las distintas regiones solían intercambiar los trabajos más bellos para asegurar la lealtad política de sus vecinos